Sobre la película Una Sombra Oscilante de Celeste Rojas Mugica en el Ciclo DOCMA de Junio de 2025, por Ruth Somalo Blanco

 

Lo primero que llama la atención en esta poderosa película es el cuidado diseño sonoro, que desde el inicio anuncia, de forma inquietante, aquello que la imagen irá desvelando poco a poco. La voz del padre de la cineasta nos dice: “El ejercicio consistía en cerrar los ojos e imaginarse un lugar para, en la eventualidad de que cuando te preguntaran algo, tú ya tuvieras construida la situación”. “Cierra los ojos”, le pide su hija.

Los gestos técnicos del revelado fílmico manual —el uso de la ampliadora, los químicos sobre el papel fotográfico— son bellamente capturados y abstraídos del presente para construir una historia contada a dos voces: la de la directora y la de su padre. La película se articula en torno al acto de examinar fotografías, transformando el cuarto oscuro en un espacio de reflexión íntima, de imaginación y diálogo, donde intentar dar sentido a una existencia a través de imágenes y vivencias fragmentadas.

Poco a poco emergen hilos narrativos que revelan que el padre de Celeste fue un fotógrafo militante, clandestino, activo durante la dictadura chilena. Entre otras tareas, exploraba las fronteras del país durante operaciones de las que no quiere hablar. La diferencia entre lo simulado para la labor clandestina y los viajes reales se vuelve aquí imperceptible: “A veces conocí lugares en los que nunca estuve, para olvidar escenas y sustituirlas por aquellas, o crear nuevas…”, confiesa.

La silueta que aparece durante el baño de revelado sobre el papel fotográfico se convierte en la metáfora central de un dispositivo cinematográfico que se despliega por capas: una película que lee entre líneas, entre los intersticios de las imágenes de archivo y las hermosas imágenes nebulosas del presente, asignadas al acto de recordar —con precisión o con duda— historias y encuentros furtivos ocurridos bajo el manto del miedo. ¿Cuáles son los límites de aquello que puede mostrar una fotografía? ¿Cuáles los de la memoria? ¿Qué se puede explicar hoy de un recuerdo implantado como coartada del ayer?

En esta brillante película que nos deja con más preguntas que respuestas, Celeste Rojas nos invita a habitar un espacio cinematográfico en el que se experimentan las huellas de lo intangible: el temblor que antecede a la emboscada, los vestigios de los sueños de la militancia clandestina, y las sombras proyectadas por el olvido de los camaradas muertos. Un lugar de libertad creativa y emocional, narrado con un lenguaje propio, que nos permite reflexionar sobre el legado de 17 años de dictadura militar a través de la imaginación y del afecto.