Sobre la película Enero de Ione Atenea en el Ciclo Docma de marzo, por Santiago Varela Antúnez.

Los que hemos podido, y podemos, disfrutar de las enseñanzas de nuestros abuelos, comprendemos lo valioso que es tenerlos. De pequeños los vemos como aquellos que nos crían mientras que nuestros padres están trabajando, pero de mayores la cosas se tornan y somos nosotros quienes debemos cuidar de ellos, y, en ese periodo de tiempo, es cuando tratamos de comprender cómo son en realidad. Ione Atenea muestra esas conversaciones intimas con sus abuelas, en las que intenta entender de la forma más cotidiana posible, cómo fueron sus abuelas María Jesús y Manolita.

Hace varias generaciones, no era tan normal poder disfrutar de los abuelos, la esperanza de vida era menor y la Guerra Civil hizo mella en la vida de muchas familias. Por suerte, ahora podemos heredar esa sabiduría que da el paso de los años y comprender el pasado de nuestra sociedad. En las innumerables conversaciones que mantiene Ione Atenea con sus abuelas surgen temas como la religión, el amor, el paso del tiempo, la ideología, el pasado familiar o el valor de hacerse mayor, con relatos de historias en las que podemos observar como es cada una de ellas.

Ione Atenea marca la diferencia de personalidad a través de la dirección que realiza, podemos comprobar como la conversación con María Jesús es mostrada con planos en movimiento, con una cámara que sigue cada una de las palabras y los suspiros que salen por su boca, mientras que la planificación que realiza en las conversaciones con Manolita, es más pausada y estática, en muchas ocasiones con planos que parecieran cuadros de posados.

Cuenta con un guion de gran simplicidad y eficacia narrativa, que está vertebrado por la relación que tienen ambas abuelas con la tierra. Ione Atenea emplea planos recurso de ramas de árboles, montados a continuación de las varices de las piernas de Manolita o de bosques, que suenan como la respiración de su abuela María Jesús. Estas imágenes marcan el estilo poético de la cinta, que reflexiona en dos niveles a la vez, con imágenes y con diálogos, lo que aporta esa complejidad que nos recuerda al estilo ensayístico francés.

El próximo 8 de marzo celebramos el día de la mujer trabajadora y por este motivo se ha programado una película que pone a las madres como centro de la vida familiar. El título de la crítica »Crebouse a árbore» (Se quebró el árbol), hace alusión a una frase que menciona una de las abuelas de Ione Atenea en relación con el fallecimiento de su madre, queriendo decir que cuando fallece una madre, no queda nada, lo mismo sucede con nuestros mayores.

Santiago Varela Antúnez @santi_vaan