Algunas películas nacen de la necesidad de reconstruir una vida en sombras, de trazar una búsqueda emocional y detectivesca de aquellas personas que apenas conocimos y que terminaron por convertirse, tras un constante fluir de opiniones y recuerdos abigarrados, en personajes de una ficción que existió, pero que acabó transformándose en mito o en leyenda negra. Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo es una de esas películas, y una de las más brillantes, por cierto.
Yulene Olaizola crea una narración aparentemente sencilla y cotidiana con la que nos introduce en las vidas de aquellos que conocieron de primera mano a Jorge, ese protagonista difunto, y a la vez presente, que copa los recuerdos, las melodías y las paredes de un lugar situado en la intersección de las calles Víctor Hugo y Shakespeare, en una zona residencial del D.F. Es la propia abuela de la directora la que restaura oralmente esa memoria poliédrica y transfigurada; la principal, pero no la única. Por medio de entrevistas enfrentadas, donde las contradicciones y las dobles lecturas nos acercan a la personalidad del ausente, se crea un inteligente sistema donde confrontar la memoria y la identidad fantasmal de un personaje complejo e inextricable, que dejó su huella a fuego en esa casa y en la piel de sus habitantes, literal y metafóricamente.
La propia directora diseña también un autorretrato familiar a través de los cuadros que el protagonista pintó obsesivamente; dibujos de mujeres inalcanzables e idealizadas, donde ella misma fue retratada de niña. Y donde se reconoce ahora a través de la cámara, como en un espejo del tiempo; un personaje más que pobló ese lugar ambiguo donde sobresalen las historias de amor platónico, de deseos insatisfechos, de enigmas, violencias y acuerdos tácitos. Una historia de historias a lo Rashomon que fluye orgánicamente, sin estridencias ni virtuosismos de laboratorio, con la naturalidad de un relato que apasiona por la cercanía con que nos regala una(s) vida(s) destinada(s) a permanecer en el difuso mundo de una realidad creada por otros.