Sobre la película Luminum de Maximiliano Schonfeld en el Ciclo Docma de abril, por Víctor Fernández López.

«A veces creo que hay vida en otros planetas, y a veces creo que no. En cualquiera de los dos casos la conclusión es asombrosa.» Con esta frase del prestigioso y reconocido astrofísico Carl Sagan, podríamos intentar desentrañar los misterios y sensibilidades que una película tan hermosa como Luminum (Maximiliano Schonfeld, 2022) plantea en su tesis más humana. De primeras, resulta un tanto sorprendente encontrarnos con una película tan cercana a las sensibilidades terrenales cuando, a priori, sigue la búsqueda de dichas razones más allá de la estratosfera. Luminum no es tanto la historia de dos ufólogas y un grupo de investigación del fenómeno ovni, como la de unos personajes conectados por la materia humana: la sensibilidad, el cariño, la empatía. Es una película que no versa tanto sobre lo que hacen sus personajes, como, directamente, sobre quiénes son sus personajes y cómo se relacionan.

Silvia y Andrea son madre e hija. Juntas llevan adelante un museo ovni y un grupo de investigación con el que montan guardia persiguiendo las luces sobre el río Paraná. Su acercamiento a un fenómeno tan desprestigiado, tan lleno de prejuicios, consigue ser superado por una cámara que nunca juzga a sus protagonistas, que los desentraña con cariño y cercanía. A pesar de juntar el documental con la ficción, de introducir componentes cómicos en una particular visión del entorno en el que se desarrollan los hechos, Maximiliano Schonfeld siempre lo hace de la mano de sus personajes, interesándose más por sus tiempos muertos, sus sentimientos y sus pasiones, que por aquello que realmente consiguen o creen conseguir. Sería fácil confundir el tono cómico con una mirada irónica, si no fuese porque el humor surge de la propia ilusión desprendida por las acciones de sus protagonistas.

De este modo, se crea o no se crea en el fenómeno, la conclusión es asombrosa. No tanto por las razones astrofísicas que Carl Sagan pretendía con su frase, como por las capacidades que tiene Luminum de transformar una búsqueda cotidiana en una contundente salida de la angustia y la rutina. La luces lejanas son, en este caso, lo más cercano a la vida real que sus propias protagonistas viven: unas luces que vagan por la oscuridad en busca de razones que las hagan seguir brillando.

Víctor Fernández López