Sobre la película A virxe roxa de Marcos Nine en el Ciclo Docma de febrero, por Víctor Fernández López.

En palabras de su director Marcos Nine (Hannover, 1977), la intención era hacer una película sobre «un mito de Frankenstein moderno». A virxe roxa (2021) toma la impactante historia real de Hildegart Rodríguez, una niña prodigio pionera del feminismo en España, que fue asesinada por su propia madre a los 18 años de edad. Cuatro disparos que borraron de un plumazo todas las ansias de libertad que Hildegart demandaba para todas las mujeres a través de la teorización de áreas tan criticadas en la época como la revolución sexual y la sexualidad humana.

Partiendo de un elemento tan determinante como los inicios del feminismo en España, Marcos Nine se sumerge en los recovecos menos conocidos de esta famosa historia para aportar un elemento vital al fatídico resultado. Hildegart fue producto de una de las corrientes de pensamiento más preponderantes de finales del siglo XIX: la eugenesia, creencia de que los caracteres físicos y psíquicos se transmitían de una generación a otra y, por lo tanto, la elección de especímenes aptos, en detrimento de aquellos inferiores, mejoraría la raza humana.

Su madre, Aurora Rodríguez Carballeira, persiguió este concepto para concebir una mujer que fuese el modelo a seguir del futuro. Un hecho que, más allá de casualidades, se le acabó volviendo en contra al no conseguir someterla a los yugos y deseos maternos. Una creación, como la de Frankenstein, que toma en sus formas fílmicas el interesantísimo punto de partida de una búsqueda eugenésica de lo cinematográfico. Acudiendo a materiales de la época (principios del siglo XX), las películas mudas de Eisenstein, Leni Riefenstahl, Vertov, Fritz Lang, Jean Epstein, Bresson, Jori Ivens, Carl Theodor Dreyer, Robert Wiene, Germaine Dulac, Pudovkin y un largo etcétera de totémicos cineastas, conforman el resultado final de una narración puramente recontextualizada.

A través de un trabajo de investigación y selección exhaustivo, como ya ocurría en su anterior película El viaje de Leslie (2014), A virxe roxa se erige, no sólo como un gran ejercicio de estilo, sino también como el mejor camino posible para reconstruir la memoria de estas dos activistas políticas y feministas. Una perfecta colisión entre la documentación real sobre la germinación y auge de ciertos movimientos sociales, con la recontextualización de ficciones que construyen, al modelo de un Frankenstein eugenésico (a través de las más adecuadas y aptas piezas cinematográficas), un caso real que ha permanecido demasiado tiempo a la sombra.

 

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