Sobre la película Negro limbo de Lorenzo Benítez (Premiére mundial en el Festival de Cine Europeo de Sevilla) en el Ciclo DOCMA de mayo de 2025, por Santiago Varela Antúnez

 

Los efectos del colonialismo español persisten hasta la actualidad. En su obra, Lorenzo Benítez nos transporta a la Guinea Ecuatorial de finales de los años sesenta con el propósito de visibilizar la realidad vivida por los habitantes de este territorio durante el periodo colonial. Se trata de relatos que quedaron enterrados bajo el peso del tiempo y que aún habitan en un espacio liminal, en el que la sociedad española no ha sido capaz de asumir plenamente el dolor que ha infligido, ni de emprender un proceso efectivo de reparación histórica.

La obra parte del proceso de reconstrucción de la memoria de uno de los descendientes de la familia Fernández-Dans y se fundamenta en una exhaustiva investigación de seis años que pone de relieve la problemática situación de la memoria histórica y el difícil acceso a materiales de archivo. Dada la escasez de documentos oficiales disponibles —muchos de los cuales continúan clasificados—, el documental recurre a filmaciones inéditas proporcionadas por familias de antiguos colonos. Esta estructura narrativa, con tintes de thriller, mantiene el misterio en todo momento, mientras el protagonista se embarca en un proceso de introspección personal. El resultado es una reflexión que conduce al espectador a comprender con mayor profundidad la situación actual de Guinea Ecuatorial, un país que, en gran medida, ha heredado rasgos culturales de España, al tiempo que ha quedado marcado por las heridas de su pasado colonial.

A través de entrevistas y testimonios de familias silenciadas por la historia oficial, el documental rescata del olvido a quienes contribuyeron a hacer de Guinea Ecuatorial un territorio autónomo, pese a haber sido uno de los últimos bastiones del colonialismo europeo en el continente africano. En este sentido, la obra denuncia la negativa del Gobierno español a reconocer la existencia de víctimas durante este periodo, una actitud que recuerda a la omisión sistemática que también ha caracterizado la gestión de la memoria de la Guerra Civil Española. Ningún gobierno democrático ha abordado en profundidad estas cuestiones, en parte debido al pacto de silencio establecido durante la Transición, que dejó sin resolver el trauma social derivado de la represión franquista. Tal como se plantea en el documental, una herida que no se cierra permanece abierta, alentando el resentimiento que continúa anidando en la memoria. El tiempo, por sí solo, no basta para sanar aquello que no ha sido reconocido ni reparado.

La aportación de Lorenzo Benítez resulta fundamental para comprender que la historia de figuras como Acacio Mañé, así como la de otras familias guineanas, trasciende el caso individual. Su desaparición simboliza la represión ejercida por el Estado español sobre sus colonias. La petición del hijo de Acacio Mañé de recuperar el cuerpo de su padre, representa una demanda de justicia que, gracias a la fuerza del documental, logró que el Gobierno español abriera un espacio de reflexión en torno a la necesidad de la reparación social. Esta obra se convierte así en un acto de memoria que interpela tanto al Estado como a la ciudadanía, y que contribuye al necesario proceso de reconocimiento histórico.