Sobre la película Lo que no fue de Sandra Ruesga en el Ciclo Docma de Mayo, por Ruth Somalo:

Lo que no fue, arranca como un magnífico retrato de la intimidad y la ilusión compartida por una joven pareja que espera un hijo, mostrando imágenes tiernas y esperanzadoras realizadas desde la óptica del cine familiar y del pequeño formato. La voz en off de la directora Sandra Ruesga nos advierte de la distancia entre la mujer que es hoy y la que vimos en esa primera secuencia, trazando una línea existencial y afectiva entre esas dos versiones de sí misma que a través de la realización de esta película se podrán llegar a fusionar.

Las imágenes tomadas en modo de visión nocturna de la Mini DV de Sandra nos asoman a un espacio liminal del cuerpo, del tiempo, de la tecnología y de la emoción. Distintos momentos de su maternidad funcionan como contrapunto a la narración de los diarios escritos tiempo atrás que recogen su intención de tener un tercer hijo y lo inenarrable de enfrentarse a un aborto voluntario. El aborto es visto aquí desde la dualidad del que lo necesita y lo sufre al mismo tiempo. Desde la imposibilidad de decidirse entre el deseo de la maternidad y la sobriedad pragmática de quien sabe lo que implica la responsabilidad de otro hijo. En 23 minutos esta pequeña perla de la autoetnografía se cuestiona el peso de lo doméstico, de la autonomía, del amor y del deseo gracias a la práctica documental de filmar como modo de vida, como forma de amar, como forma de entender y entenderse.

Sandra Ruesga nos presenta una reflexión inacabada, valiente y necesaria que supone una gran aportación al cine feminista en primera persona a través de un collage que conjura el fantasma de una decisión que alterará su vida.

Lo que no fue, se muestra con la película Histoire d’ un secret (Mariana Otero, 2003) de la veterana francesa del cine documental Mariana Otero. Una obra que desvela los mecanismos afectivos del secreto familiar que envolvió la muerte de su madre, la genial pintora Clotilde Vautier, por un aborto clandestino. Una obra que transita los espacios de lo privado con una cámara atenta  y paciente que facilita conversaciones francas y necesarias sobre lo que nunca se dijo. El secreto que su padre sobrellevó durante 25 años, y que le impidió compartir con sus hijas la vida y la obra artística de su madre, convierte a esta película en un ritual de restitución, de recreación y recuperación de una memoria arrancada por el silencio.

Un documental que establece un interesantísimo diálogo con la obra de Sandra Ruesga sobre el cine en primera persona, las emociones y el aborto, y que podremos comentar en el coloquio tras la proyección. Os esperamos!

Ruth Somalo